La olla a presión llamada SOMATIZACIÓN

SOMATIZACIÓN

SOMATIZACIÓN

 A menudo las personas no somos capaces de expresar lo que sentimos… y ya no solo de expresarlo, si no siquiera de sentir. Aprendimos en nuestra infancia que sentir es de débiles, que los niños no deben llorar, que las cosas pasan y se olvidan, que el tiempo lo cura todo
Pero tal vez podamos preguntarnos si realmente esto es así. Vamos acumulando miedos, enfados, tristezas, anhelos de algo que nunca llega… en nuestro cuerpo, que se va convirtiendo en una olla a presión, hasta que dicha presión tiene que salir por algún sitio. Esta presión se llama SOMATIZACIÓN: transformar nuestro dolor emocional en un síntoma físico. ¿Tiene sentido?
Llevamos un tiempo oyendo hablar de la Inteligencia Emocional, de lo importante que es conocer nuestras emociones, identificarlas y gestionarlas (que no controlarlas) adecuadamente. No es tarde para nosotros; aún podemos ponernos las pilas, cambiar la manera de pensar y sentir. En definitiva, vivir. Empezar a identificar qué nos pasa, qué sentimos, cómo afrontarlo… pero sobretodo, hagámoslo para dar ejemplo a los que vienen detrás, enseñémosle el buen camino, dejémosles que sientan, que lloren, que se enfaden… con una buena gestión. Tal vez así consigan que su cuerpo deje de hablar por ellos. Que puedan dormir bien, que no tengan problemas intestinales, dermatitis atópicas, jaquecas, dolores musculares que no encuentren un origen orgánico concreto y que no terminen nunca de solucionarse… y un largo etcétera. Incluso empieza a haber ciertas evidencias científicas que van más allá y hablan, en algunos casos, de alergias, trastornos de alimentación, cáncer, fibromialgia, diabetes, infartos, y otras muchas enfermedades, relacionadas con estas somatizaciones, pero quedémonos con las pequeñas cosas del día a día que nos perturban y que no somos capaces de eliminar con un simple paracetamol o varias sesiones del fisioterapeuta… ¿te suena algo de esto? Tal vez sea el momento de mirar en tu interior y valorar de dónde pueden venir todas estas molestias que perturban tu bienestar físico y mental.

Te propongo que observes durante un día qué emociones has tenido y al final del día las escribas. No es nada fácil, ¿verdad?