QUÉ EXPLICAR A NUESTROS HIJOS SOBRE UN ATENTADO

Si para los adultos es difícil asimilar hechos como los de un atentado, pensemos en cómo lo viven los niños, a menudo aislados de estas situaciones tan cruentas, pero que siempre terminan escuchando parte de las noticias, o nos ven llorar, o se comentan en el colegio… y su curiosidad les hace preguntarnos qué ha ocurrido.

ATENTADO

ATENTADO

Los niños deben sentirse en un ambiente seguro y de confianza para que se sientan capaces de preguntar sobre lo que les inquieta y sepan que nuestra respuesta va a ser sincera. Esto le va a ayudar a resolver sus dudas y a que no se quede con la inquietud y rumiando posibles respuestas inciertas en su propia cabeza. No pensemos que es mejor dejarlo pasar y no hablar de ello, dando por hecho que no ha visto u oído nada o que no ha entendido nada de lo que haya podido ver. Asumamos que si no es en casa, será en el colegio, en la clase de inglés o de judo, pero el tema surgirá, y podrá tener un impacto en nuestro hijo. Por ello, es mejor dar el primer paso y no ocultarlo. Adelantémonos a lo que le puedan contar otros amigos del cole, con el fin de eliminar de antemano el posible miedo y que además sienta ese ambiente de confianza en casa para poder hablar de estos temas.
No les engañemos, pero tampoco les asustemos. Hablémosles teniendo en cuenta su edad y su nivel de madurez, sin entrar en detalles morbosos, siendo breves y sencillos, y sin establecer juicios de valor de buenos y malos según criterios de razas, religiones, etc.. Hay que hacerles ver que estos atentados son muy puntuales (aunque menos de lo que quisiéramos) y que la mayoría de las personas son normales como nosotros; sólo unas pocas personas o circunstancias se salen de la normalidad y pueden causar este tipo de daños. Darles información ayudará a que no agranden los problemas y no los hagan suyos, imaginando situaciones mucho más peligrosas e incluso viviéndolas en primera persona.
Compartamos con ellos, por supuesto, las emociones que estas situaciones nos han ocasionado, acompañado siempre de sensatez y calma. Esto les hará sentirse más seguros con sus propias reacciones, no son los únicos que han sentido miedo o tristeza.

Las respuestas que pueden tener nuestros hijos ante estas situaciones si no lo hablamos con ellos o la comunicación no es la adecuada puede ser muy variada: pesadillas, crisis de ansiedad, descenso en el rendimiento escolar, miedo a quedarse solo, dolores de estómago o cabeza, etc. Estemos atentos y no restemos importancia: dejemos que hable de ello y hablémosles sobre ello. Si los síntomas no desaparecen, tal vez necesite ayuda profesional.

En resumen, a nuestros hijos les ayudará tener un espacio seguro en casa donde poder hablar, sinceridad en nuestras emociones y nuestras palabras, siempre en un ambiente de calma y recordando que es una situación muy excepcional a la par que injusta.