¿Son mis padres manipuladores y tóxicos?

En la mayoría de los casos, aun siendo nosotros adultos, sentimos que nuestros padres han hecho y siguen haciendo lo mejor para nosotros. Y ellos también lo sienten y piensan así. Nos ayudan a tomar decisiones importantes como el coche que tenemos que comprar o el colegios a escoger de nuestros hijos, nos ayudan económicamente a comprar el piso o nos mantienen hasta los “taitantos” en su casa, de manera altruista… ¿o no? En el caso de los padres manipuladores, no lo es.

Como siempre decimos, cada caso es un mundo, y no podemos valorar sin conocer y mucho menos juzgar la situación. Pero cada uno puede hacerse algunas preguntas para poder llegar a alguna conclusión clara sobre la relación con sus padres:

  • ¿A cambio de su ayuda me exigen contar con ellos para decisiones importantes?
  • ¿Me descalifican cuando tomo decisiones con las que no están de acuerdo?
  • ¿Sientes culpabilidad si no cuentas con ellos para todo (incluido ocio, vacaciones, visitarles por obligación todos los sábados, etc.)?
  • ¿Siempre he sentido que les he necesitado para tomar decisiones, desde la infancia, o si no me iba a equivocar?

Si has contestado a algunas de estas preguntas afirmativamente, tal vez te estés dando cuenta que, tus padres, con el afán de protegerte (o sobreprotegerte) y de no sentir ese miedo a perderte y a que te alejes de ellos, han llevado a cabo comportamientos a veces no beneficiosos para ti.

CONSECUENCIAS DE LA MANIPULACIÓN

  • Problemas de asunción de rol: Es difícil crecer y madurar en un ambiente en el que prefieren mantenerte como un niño, así que una vez se llega a la edad adulta (física), puede costar mucho asumir ciertas responsabilidades. Pueden poner en tela de juicio tus decisiones como pareja o como padre y lo que es peor, puedes necesitar de sus opiniones para seguir avanzando (ej.: a la hora de escoger pareja o durante la crianza de tus hijos).
  • Baja autoestima: Si durante la infancia y vida adulta tu principal figura de apego te ha dicho siempre lo que tienes que hacer y que necesitas de ellos para salir adelante, es difícil formar una personalidad segura y con confianza. Siempre necesitarás de otro (pareja, amigos, padres) para sentirte seguro; te costará ver tu valía y salir adelante por ti mismo.
  • Gran sentimiento de culpa: Culpa a la hora de tomar decisiones sin ellos; culpa a laMOCHILA DE CULPA hora de disfrutar sin ellos; culpa si ellos enferman y no estás siempre allí; culpa si incluso ya no estando, no haces lo que ellos quisieran que hubieras hecho; culpa, culpa, culpa, culpa… y la CULPA es una mochila que puede llegar a ser muy pesada. Cuanto más pese la culpa, más te inhabilita y te limita para avanzar.

¿Y AHORA QUÉ HACEMOS?

  • Darse cuenta y asumir que has tenido unos padres manipuladores ya es un gran avance. Con esta realidad podrás empezar a entender muchos de tus comportamientos, que a veces te han resultado inoportunos o que sencillamente no te han gustado o te han hecho sentir infeliz, pero no has sido capaz de cambiarlo.
  • Si estás a tiempo, habla con ellos sobre cómo te sientes, de la manera más asertiva posible. Empieza a poner pequeños límites; eres adulto, no les quedará más opción que acatar tus decisiones.
  • A veces esto no se puede dar porque ya no están. Revisa todas aquellas situaciones que aún te hacen sentir mal y mira qué está en tu mano para cambiarlas.
  • Otras veces, aún estando, la relación es de tal dependencia que no sientes la fuerza para expresar lo que sientes.  Mira cómo te afecta esto en tu día a día y si quieres que algo cambie.
  • En otras ocasiones la relación está demasiado dañada para que haya acercamiento. Si esto te genera dolor, quizá solo queda la aceptación de la situación para poder pasar página.
  • Valorar, si ahora tienes hijos, la relación que tienes con ellos. Date cuenta de qué patrones se están repitiendo, cuáles son totalmente opuestos a la infancia que tú recuerdas, o qué te gustaría cambiar. ¿Tienes miedo de encontrarte entre la lista de los padres manipuladores?

Todas estas acciones pueden resultarte más o menos fáciles o complicadas. Estudia cuánto afecta realmente esta situación a tu vida y qué quisieras cambiar. El último paso está en tu mano: tú decides el camino que quieres seguir y si necesitas ayuda para conseguirlo, no dudes en pedirla. A veces charlando con amigos o personas cercanas funciona, incluso con los propios padres; otras se requiere la ayuda de un profesional. Si estás en ese momento de tu vida, pide aquí una cita para que podamos valorar tu situación y acompañarte en ese proceso.

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