5 CONSEJOS PARA ACOMPAÑAR EN EL DUELO
La muerte está a nuestro alrededor, aunque tratemos de ignorarla y ocultarla por esta cultura del disfrute y no sufrimiento en la que vivimos. Si algo está claro es que tarde o temprano, todos debemos pasar por ese trance, y los que aquí quedan, deben pasar el duelo.
En la cultura occidental el duelo cada vez se debe pasar antes, y las personas a menudo no sabemos cómo enfrentarnos a él. Antes se pasaban los duelos en las casas durante días, y participaban todos los miembros de la familia; ahora, los niños no están, y se hacen en los tanatorios, de la manera más rápida posible, como si el dolor hubiera que dejarlo allí y seguir con la vida, pasando rápidamente página. Esto provoca, entre otras cosas, que a menudo que las personas tengan unos duelos no elaborados, y que las personas cercanas no sepamos cómo comportarnos ante estas situaciones.
Aunque siempre hay que tener en cuenta la situación concreta, qué ha ocurrido, qué relación tienes con esa persona, etc., aquí te presentamos unas pautas que puedes utilizar ante esas situaciones tan dolorosas:
- Evita las típicas frases hechas, que a menudo lo único que hacen son daño:
- Es que no somos nadie
- Tienes que ser fuerte por tus hijos / madre / etc…
- Ha dejado de sufrir. Ha sido lo mejor que podía pasar.
- Ya verás cómo en seguida te has recuperado.
- El tiempo lo cura todo…
Os animo a que vosotros mismos penséis o escribáis a continuación más frases que alguna vez os han dicho o has escuchado que tal vez hubiera sido mejor no presenciar.
- Escúchale, sin más. En este caso, sí podemos utilizar y, sobretodo, practicar el “Te acompaño en el sentimiento”. En esos momentos, lo que la persona necesita es que se le escuche y se esté a su lado, sin grandes consejos ni tus propias experiencias. En este mismo sentido, si no quiere hablar, y sólo quiere estar, respétalo. Si necesita algún rato para estar solo, respétalo. Trata de empatizar con sus emociones, sin juzgarle.
- Según la relación que tengas, conociendo bien a la persona, podría ser muy positivo ofrecerle el contacto físico. Un abrazo, el cogerle de la mano, un beso, pueden reconfortar más que mil consejos.
- Si quieres ofrecerle ayuda, sé sincero. Frases como “Estoy aquí para lo que quieras” o “Llámame cuando lo necesites” son demasiado inconclusas. Disponte para quedar a tomar un café en los próximos días o a acompañarle con determinados papeleos, o a quedarte con los niños si necesita tiempo… si no puedes o quieres ofrecerte tanto, mejor no digas nada. La persona te lo agradecerá.
- Es cierto que a menudo en estos eventos se reúnen personas que no suelen verse desde hace años. Por supuesto, hay que hablar y saludar, e incluso aprovechar para quedar en otros momentos, pero debemos evitar que se convierta en una reunión de amigos, recordando viejos tiempos. Claro que la vida sigue, pero debemos pensar en el dolor de los familiares cercanos.
Aun habiendo muchos más consejos que podríamos seguir tratando, creemos que para empezar, si cumplimos con estos tan básicos, ya habremos ayudado mucho a nuestro ser querido.
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