PRISA Y NIÑOS, QUÉ MALA COMBINACIÓN…
A menudo vivimos en nuestro mundo de estrés, de prisas, de ir y venir, de comprar, de llevar a los niños, de hacer comidas y por su puesto de trabajar. Todo esto se traduce en la palabra PRISA.
Ella nos acompaña a todas partes, y la tenemos tan interiorizada que no nos damos cuenta. Pero en esta vida frenética no estamos solos. Volando como cohetes van nuestros hijos, que les llevamos corriendo a todas partes.
En el artículo «Venga, date prisa…» que hemos publicado este mes en el portal de Comunicación con bebés hablamos de este tema: la conciliación en España no existe y lo sabemos. Pero aquí queremos ayudar a detectar aquellos comportamientos que hacemos instintivamente, cuando realmente no hay prisa o dónde ir, y aún así achuchamos a nuestros hijos como si nos fuera la vida en ello.
Seamos conscientes de nuestros actos, paremos un momento a pensar y reflexionemos qué queremos trasladar a los niños. Tener la licencia de parar a disfrutar, sin mirar el reloj, de la hoja en el suelo o la luna en el cielo, sin más, es lo más bonito que podemos ver en un niño.
Si has detectado que, incluso en tus ratos de ocio, el estrés te puede, siempre sientes la necesidad de ir corriendo, de hacer algo más, y además esto lo estás trasladando a tu entorno (pareja, hijos, padres, amigos…), tal vez puedas reflexionar sobre ello poniéndote en contacto con nosotras pidiendo aquí una cita y podremos asesorarte.
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