¿CÓMO PODEMOS AFRONTAR EL ESTRÉS LABORAL?

La palabra ESTRÉS está tan interiorizada en la sociedad, que nos parece normal y mucho menos grave de lo que realmente puede llegar a ser. ¿Quién no sufre estrés hoy en día en el trabajo? Tal vez se haya devaluados su significado y ahora a cualquier situación un poco fuera de lo habitual se le llama estrés… puede ser…, pero sí es cierto que hoy en día el ritmo, la presión y la situación de muchas empresas, grandes y pequeñas, provoca que los trabajadores sufran estrés. Y, ¿somos conscientes de lo que esto está generando en nuestra salud? (por no entrar en lo que supone para una organización que sus trabajadores sufran estrés…).

Empecemos aclarando pues qué es el ESTRÉS LABORAL: la respuesta fisiológica, psicológica y comportamental de una persona cuando se da un desajuste entre la propia persona, lo requerido en el puesto de trabajo y la situación de la empresa. Siempre va a depender de la percepción del trabajador; hay personas que toleran muy bien unas situaciones y otras que no lo hacen, pero esto no hace que la organización y los mandos no puedan tomar parte esta circunstancia.

Así, veamos ahora a grandes rasgos qué factores pueden generar ESTRÉS LABORAL:

  • Ambiente físico (temperatura, iluminación, espacio, etc.)
  • Contenido de la tarea (carga de trabajo, control sobre el mismo…)
  • Organización (comunicación, conflictos, equipos de trabajo, relaciones interpersonales, desarrollo de carrera profesional, etc.)
  • Características personales (grado de introversión / extroversión, ansiedad, etc.)

Qué implicaciones pueden ocasionar la conjunción de alguno de estos factores:

  • Consecuencias físicas (trastornos de todo tipo: gástricos, respiratorios, dermatológicos, musculares, sexuales, neurológicos, cardíacos, caída de pelo, temblores, tartamudeo, tics, etc.)
  • Consecuencias psicológicas (insomnio, ansiedad, depresión, falta de concentración, descontrol, adicciones, etc.)
  • Consecuencias en la organización (bajas por enfermedad, disminución del rendimiento, conflictos entre compañeros y mandos, rotación, absentismos, etc.).

Algunas de estas consecuencias pueden terminar de forma muy dramática, con enfermedades graves o mortales, y con decisiones sin retorno, como el suicidio.  Siendo ahora más conscientes de la gravedad de todo esto, ¿qué podemos hacer para mejorar la situación?

Tú, como trabajador:

  • Párate a pensar si sufres alguna de estas consecuencias, y qué lo ocasiona.
  • Analiza qué podría cambiarse, y baraja qué opciones reales existen para dicho cambio (hablar con los mandos, solicitar algún cambio de tareas, horarios, etc.)
  • Revisa cuánto hay en tu mano para cuidarte (horas de sueño, alimentación equilibrada, tiempo libre, ejercicio, conocerte a tí mismo: valorar si la situación objetiva no es tan extrema para lo mal que lo estás pasando o el tiempo que inviertes en pensar en ello… incluso en algunos casos, por qué no, buscar ayuda psicológica).

La empresa, como organización, debe analizar la situación y comprobar qué factores de riesgo se están dando, y qué pueden mejorar y cambiar, para evitar así influir en la salud del trabajador, y mejorar a largo plazo su productividad, la reducción del absentismo “injustificado” y bajas por enfermedad, accidentes de trabajo, conflictos laborales, etc… Los análisis de puestos y las tareas, la formación apropiada y la ayuda con recursos para mejorar diferentes habilidades (liderazgo, resolución de conflictos, etc.) son sólo unos pocos ejemplos de todo lo que la empresa puede realizar.

Todos tenemos un papel importante para mejorar la situación en las empresas, por nuestro cuidado personal principalmente, pero también por fomentar un mundo laboral más sano y efectivo. ¿Nos piden productividad? Pues hagámoslo posible entre todos.